Las vacaciones suponen un tiempo de relajación de hábitos y costumbres tanto para niños como para adultos. Los horarios no están tan controlados y se olvidan las rutinas, además de que se suavizan las responsabilidades. Por lo tanto, de igual manera que la vuelta se hace cuesta arriba para los mayores, los niños también pueden sufrir los estragos de la vuelta a la rutina.
«En ocasiones, aparecen algunas dificultades que nos alarman y hacen que no sepamos cómo actuar», ha indicado la neuropsicóloga y psicóloga infantil clínica y escolar, la doctora Rocío Juárez. Los problemas más frecuentes que pueden ocurrir son, según la experta, “dificultades para dormir, mayor irritabilidad, rabietas, actitud negativa, dispersión o incluso cambios en sus costumbres alimenticias o de higiene”, ha explicado Juárez.
Además, es más probable que estas señales aparezcan si el niño “experimenta por primera vez la escolarización, cambia de colegio, de etapa o de ciclo académico”, ha añadido la experta.
Los especialistas recomiendan empezar la rutina unos 15 antes de iniciar el colegio, “para que en septiembre el camino no sea tan brusco y el proceso de adaptación natural que se da con el inicio del curso escolar no afecte negativamente al pequeño”, ha manifestado la doctora de Vithas. Aquí la experta proporciona unos consejos para que la vuelta al cole no sea traumática.
-Instaurar rutinas de manera progresiva. Es importante que los cambios que se van haciendo sean de forma gradual y que se informe a los hijos. Los primeros días de de septiembre, en general, los padres empiezan a trabajar y con ello ya hay cambios sustanciales en la dinámica familiar.
Poco a poco pueden ir aumentándose responsabilidades. Por ejemplo, instaurar una tarea de responsabilidad por semana para ayudarles a que el cambio sea paulatino. Realizar junto a ellos una cartulina con horarios y responsabilidades en casa puede ser un buen recurso para que ellos vayan tomando conciencia del cambio y puedan, además, visualizarlo diariamente.
En este sentido, este tipo de actividades también son beneficiosas para la salud de los más pequeños, ya que la Organización Mundial de la Salud alerta de que hasta el 81 por ciento de los niños no son suficientemente activos, lo que puede ser un factor de riesgo significativo para desarrollar enfermedades como la diabetes, el cáncer o el ictus.
-Transmitir mensajes positivos para la vuelta al cole. Por ejemplo, recordar con ellos momentos del curso anterior positivos, hablarles de sus amigos, sus profesores o de las excursiones que vivieron pueden ayudar a ilusionarle con el nuevo curso.
Una manera que los padres tienen de transmitir esa posibilidad es a través de su vuelta al trabajo. Por tanto, debe evitarse que los niños escuchen fresas como “Qué horror el lunes vuelta al trabajo” o “¡Qué depresión! Se acaba el mes de agosto”. Pueden cambiarse por frases como “Qué ganas tengo de llegar a mi trabajo para ver a mis compañeros” o “Empiezo el trabajo con las pilas cargadas”.
-Acercarlos y acompañarlos al cambio con alegría. Preparar material escolar con ellos, ir a comprar los libros, enseñarles el olor a libro nuevo o preparar el escritorio para el nuevo curso son experiencias que le ayudarán a acercarse con más ganas a empezar el año. Estos momentos se quedarán en su memoria como algo novedosos e ilusionante.
-Mantener la calma. Si se observa que el niño no tiene un adecuado periodo de adaptación y muestra conductas preocupantes, no hay que olvidar que la actitud de los progenitores de alarma, preocupación y culpabilidad acrecentará la inseguridad, el nerviosismo y la ansiedad en el niño. Por ello, una postura de calma, comprensión y positividad en los padres ayudará a que la situación finalice lo antes posible y mejore con ello la dinámica familiar. En el caso que los síntomas aumenten y culpabilidad acrecentará la inseguridad, el nerviosismo y la ansiedad en el niño.
Por ello, una postura de calma, comprensión y positividad en los padres ayudará a que la situación finalice lo antes posible y mejore con ello la dinámica familiar. En el caso que los síntomas aumenten y los padres no sepan cómo gestionar la nueva situación o también que se mantengan en el tiempo, los padres pueden acudir a un especialista para mediar su caso de manera individualizada e intervenir lo antes posible para que el niño tenga un buen curso.
– Tras el colegio. La Asociación Española de Pediatría recuerda que los niños necesitan supervisión a la salida del colegio, por lo que debe haber un adulto responsable para cuando regresen a casa. Si esto no es posible, dicen desde la asociación, deben ser supervisados a distancia.
Fuente:Infosalus.com